Breve biografía de David Herbert Lawrence (3/3)

Héctor Javier Pérez Moret // (viene de aquí)

Nacido en 1885, en Eastwood, Lawrence es marcado por la profunda tradición minera inglesa, representada por su padre, en contraposición con el puritanismo y la alta cultura de su madre; una trinchera que lo hizo aborrecer el embrutecimiento voluntario cotidiano de su padre, tomando partido por las letras, el buen desempeño escolar y la victimización de su madre, como sucede con frecuencia en la novela romántica.

Su primera gran amistad no fue un hombre, sino una mujer, Jessie, al intercambiar clases de álgebra que a ella le prohibían, por escuchar sus puntos de vista literarios que para un hombre en esos tiempos también era prohibido tener. Esta falta de identificación con su género y la profunda psicología femenina que practica DHL, a menudo lo llevan a ser interpretado como un homosexual en ciernes. Pero aunque desde niño supo leer a las mujeres y escribir como ellas, lo que nunca hizo fue enamorarse de alguna figura masculina, a las cuales aborrecía como a su padre. Si acaso, pareciera que sólo le faltaba sentirse en las carnes de una mujer y es probable que lo haya tratado de experimentar, aunque no figura alguien en particular.

Fue precisamente su amiga Jessi, quien lo da a conocer como poeta y escritor, al mandar algunos trabajos suyos que vieron tinta en 1909. Luego ganando algunos concursos y para 1910 escribe su primera novela,.

Sin embargo, poco antes, en 1908, DHL lograba una meta de su madre, más que propia, al graduarse y convertirse en profesor de literatura, ya

que significaba para ella alcanzar un estatus que lo sacaba totalmente de su origen minero. Sin embargo, en un sistema educativo pedante la docencia no es una aspiración de DHL y resulta un profesor desmotivado y poco exitoso.

Este trabajo lo hace viajar a Londres, donde el ambiente citadino no hace más que decepcionarlo y ver asqueado la peor condición humana. Sin embargo su talento lo lleva a ciertos encuentros que serán fundamentales en su vida futura. Allá lo sorprende la muerte de su madre, al grado tal que escribe sobre el suicidio, a sus 23 años.

En ese momento, una pulmonía mal cuidada deja sembrada la tuberculosis, destino que de alguna forma intuye y lo lleva a trabajar con denuedo por el resto de sus breves días. Después de una tercia de novelas, como todo escritor, acude al llamado de la romántica Alemania, donde conoce a la enigmática Frieda Von Richtoffen, hermana del célebre “barón rojo”, madre de tres hijos y seis años mayor que él. Ella le presenta la obra de Sigmund Freud, además del fértil campo de la psicología, una de las máximas revelaciones en la vida de DHL.

El escándalo cayó cuando la baronesa abandonó hijos, título, matrimonio burgués y sustento por huir con el joven inglés, a cambio de obtener apuros económicos, persecuciones políticas y lo que ella más apreciaba, riqueza espiritual. En 1915 ya era censurada su novela El arcoíris, por obscenidad; cargo que marca la ruta para su más importante obra, que escribiría muchos años más adelante: El amante de lady Chaterly.

La Primera Guerra Mundial no lleva al frente a DHL, debido a sus débiles pulmones; en cambio enfrenta el acoso de críticos y multas de autoridades, por su obra. Así este matrimonio vive en un limbo de pobreza, casi en la indigencia, cuando DHL escribe Women in love una novela donde los pocos amigos que tenía se ven retratados y maltratados, lo que lo termina por aislarlo. Acusado de evadir el servicio militar, ambos huyen de Inglaterra en 1919, y por el resto de sus días viajan por los países de Italia, Austria, Alemania, Australia, Sri Lanka, Estados Unidos, México y el sur de Francia.

Después de haber vivido en Australia, adorarla y honrarla hasta el delirio, para luego aborrecerla, en su novela Kangooro, de 1922, la pareja, ya legalmente casada, llega a los Estados Unidos, con la intención de establecerse ahí, aconsejados por la escritora Mabel Luhan, y adquirir un rancho en Nuevo México, llamado Kiowa Ranch, a cambio del manuscrito de su novela “Hijos y Amantes”, la novela más leída de él y la mejor adaptación cinematográfica que haya logrado Hollywood de este escritor, cuando la moral del cine lo permitió hasta 1960.

Establecido en el rancho “DH Lawrence”, el escritor va cultivando su gusto por las culturas originarias de América, al mismo tiempo que cumple religiosamente sus compromisos académicos.

Con un gran tren de trabajo, quizá consciente de su mala salud y la corta vida que tendría, DH también cultiva su acercamiento a México y viaja un par de veces, acompañado con sus nuevos colegas estadounidenses, y luego con su esposa, principalmente hacia el Lago de Chapala; luego a la ciudad de Oaxaca, siempre por supuesto, desde la capital del país.

Esta es la etapa más productiva en la vida de David Herbert Lawrence, ya que en la calma de su rancho reescribe varios proyectos de novela, poesía, viajes y académicos, iniciados en Europa; también consolida su reputación con editores estadounidenses, como Thomas Seltzer, pero además prolonga su fatal salud.

Su libro “Estudios sobre Literatura clásica estadounidense” es pilar fundamental de la literatura de ese país; un estudio que ubica perfectamente a su autor en el nuevo continente. Antes de venir a México, Lawrence escribe dos relatos cortos sobre indios americanos: El camino de Aarón, y La chica perdida. En la última confirma su comodidad narrando desde el interior de su protagonista mujer, algo que haría en la Serpiente Emplumada.

Paralelamente, David Herbert continúa practicando poemas y ensayos sobre las culturas indias norteamericanas, tema donde vertería conceptos raciales y culturales que han sido controvertidos, más por la época y los enfoques supremacistas con que han sido revisados, que por la esencia de sus palabras y conceptos. Al mismo tiempo que reconoce la práctica superioridad material y formativa de las culturas blancas, vislumbra el valor de supervivencia y el futuro promisorio de las razas aborígenes americanas.

Cuando llegó a México, Lawrence quiso escribir “la gran novela americana” tomando como base a México, por lo que aprendió español antes de llegar y como le decía a su editor, Seltzer, quería escribir luego una novela en Rusia y otra en Groenlandia, una por cada continente. Ya llevaba una australiana.

Terminado su periplo en México y escrita por segunda vez, La Serpiente Emplumada, la pareja siente el llamado del viejo mundo, donde la baronesa aprovecha para ver a sus hijos y DHL también quiere retomar sus amistades londinenses. En 1928 escribe su mejor novela “El amante de Lady Chatterley”, la cual vuelve a recibir cargos de obscenidad.

Cuando le quedan dos años de vida quiere viajar más que antes, pero la muerte lo sorprende en los Alpes franceses, junto a Frieda y a sus nuevos amigos, los novelistas H.G Wells y Aldous Huxley. Su cuerpo regresa al rancho de Nuevo México, donde descansa entre las montañas de Taos.

BIBLIOGRAFÍA:

Clark, L.D. “Introduction. The Plumed Serpent. Quetzalcoatl” Cambridge University Press. 1987.

Gamio, Manuel. Forjando Patria, México, Era, 1916.

Lawrence, D. H. La serpiente emplumada, México, Traducción de Carmen Gallardo de Mesa. Fontonamara, 2000.

Leal Cardoso, Ana Maria: El mito de La serpiente emplumada. Brasil.Universidade Federal de Sergipe.

Tobio Alonso, Carmen. “David Herbert Lawrence, La serpiente emplumada y México” Tesis recepcional para obtener el grado de licenciada en Lengua y Literatura Inglesas, México, Facultad de Filosofía y Letras. UNAM, 1968.

Vasconcelos, José. La raza cósmica, misión de la raza iberoamericana. México, Espasa Calpe Mexicana (Austral, 802), 1995.

También te podría gustar...