Luis Eduardo Alcántara

Imposible permanecer indiferentes ante el arrobo que produce esa imagen tan colorida y llena de detalles: Un hombre fornido de raza negra camina de espaldas a lo largo de un camino polvoriento. A los costados sobresalen los verdes valles del sur estadounidense, con sus fértiles plantaciones, sus chozas miserables, sus praderas y bosques, y gente agrícola haciendo un alto en sus labores de cosecha. Se supone que el hombre también es campesino. Hasta podría asegurarse que él mismo aprovecha el asueto en sus duras labores para darse un gusto y escapar de la realidad durante el trayecto hacia otro pueblo. Entonces, de su cabeza emergen como mariposas inquietas una serie de notas musicales que pronto nos revelan su origen: las celdas de una armónica. La posición del cuerpo del hombre así lo testifica, pero sobre todo el título de la obra insertado sobre la carátula de disco: Harmonica Blues.Great Harmonica Performances of the 1920’s and 30’s. En la contraportada, además de aparecer la casa grabadora (Yazoo) aparece también el nombre del dibujante: Robert Crumb (Filadelfia, Pensilvania, 1943).

Esa portada es hermosa por muchas razones, desde su composición dinámica vinculada con el cómic norteamericano de la década de 1960, hasta los acertados elementos del diseño, pues logran capturar la atención del espectador, proporcionándole además la información precisa sobre el material que ofrece. Pero la portada más famosa de Crumb es otra, aunque en el aspecto afectivo sea una de las peores: Cheap Thrills, de Janis Joplin & Big Brother and the Holding Company. Aquí el estilo es idéntico: los colores más provocativos puestos al servicio de un collage inquietante, minimalista, en donde se ilustran con viñetas las historias de cada tema, y también la personalidad de cada integrante del grupo. Llama especialmente la atención Janis: obesa y decadente, arrastrando con trabajos el cuerpo mientras jala de una bola de plomo, vociferando a grito pelado o simplemente como una espectadora de los desastres provocados por sus compañeros.

Este dibujo se ha convertido con el paso de los años en todo un ícono para la cultura pop, especialmente para el rock psicodélico. Gracias a ello, se cree ilusamente que Robert Crumb es uno de los apóstoles de este movimiento relacionado con las canciones de protesta, el consumo de LSD, las concentraciones masivas y la vida hippiteca, pero es algo falso. Robert Crumb odiaba (y al parecer, sigue odiando) todo lo que huela a psicodelia, especialmente la música, puesto que representa los ideales contrarios que él busca en una expresión artística así: tradición y armonía. El motivo para ilustrar el disco de Janis fue simplemente los varios miles de dólares que le pagaron por hacerlo, y punto. Años después, el mismo Crumb parodió en otra portada y para otro grupo, la composición de Cheap Thrills, pero ahora con muchos elementos de violencia social y de pornografía, también se dio el lujo de rechazar una oferta similar por parte de los Rolling Stones; aunque desde entonces sigan etiquetándolo como dibujante consentido para grupos de rock.

Otra radiante portada de este artista aparece en el álbum Truckin’ my blues away, que compendia los primeros años de grabación del guitarrista Blind Boy Fuller. Aquí el punto de fuga se centra en el cuerpo de otro hombre negro, elegantemente vestido, como si fuera un Pachuco del Bronx, y que da la apariencia de empezar a caminar pero dando grandes zancadas. A espaldas suyas observamos el atardecer amenazador de la gran manzana, con las siluetas fantasmales de los edificios y en uno de los ángulos, a manera de globito de historieta, el colorido busto de Blind Boy, ataviado con boina, saco desgastado y una parte de su guitarra metálica National. Las figuras de “personas que caminan” son elementos recurrentes en las historias creadas por Crumb.

Generaron tanto éxito dichas portadas que diferentes compañías le encargaron trabajos similares, también a principios de la década de 1970. Crumb se decantó por pequeñas productoras fonográficas que incluyeran en su elenco viejos artistas bluesman cuya música amaba. Para el sello Barrelhouse creó otras tantas carátulas monumentales. Las estampas de una ciudad nocturna y decadente continuaron. Aquí lo mismo representaba seres humanos reales con marcado acento de cómic (el caso de Big John Wrencher y su banda), que la sustitución humana por la caricatura de animales, en franco homenaje a antiguos cortos fílmicos de compañías como Warner Brothers. Son tan raros estos viniles y tan poca su producción, que el poder conseguirlos en su edición original es una verdadera hazaña. Uno de ellos se vende actualmente en 5 mil pesos, el equivalente aproximado a 500 dólares.


Existen otros álbumes también de la compañía Yazoo, magistralmente ilustrados por el dibujante de la triste figura, tal es el caso de Bottleneck Guitar Trendsetters (que incluye catorce temas de Casey Bill Weldon & Kokomo Arnold), Please Warm my Weiner (Old Time Hokum Blues) y I´m a Bear in a Lady’s Boudoir (una emocionante colección de Cliff Edwards, mejor conocido como Ukulele Ike). De igual forma, por aquellos tiempos Crumb trabajó para Blue Goose, otra compañía subsidiaria de Yazoo, pero ahí no sólo ilustró las carátulas de gente como Dave Jansen y Alan Seidler, sino que grabó su propio material de estilo folclórico, al frente del grupo llamado Cheap Suit Serenaders, un trío compuesto por acordeón, guitarra y banjo, en el cual daba rienda suelta a todas sus preferencias de música country, jazz, valses y blues de pre-guerra.

Su amor por la llamada “música del diablo” ha fructificado en obras notables, como son las 36 tarjetas coleccionables de los Héroes del Blues, un ramillete de postales que han servido para ilustrar tanto carteles como artículos diversos hoy sumamente buscados. También ha publicado libros en donde retoma canciones y biografías de bluesmen legendarios, como Tommy Johnson y Big Joe Williams, en los cuales arma interesantes historias. Pero como ya dijimos, en el aspecto musical, la obra de Crumb brilla por la elaboración de un pequeño grupo de hermosas portadas de discos elepés (ahora, afortunadamente disponibles en CD) para las compañías Yazoo, Barrelhouse y algunas otras de carácter independiente.