Procedimiento para construir tu destino

Guillermo Crono

©Sonia Delaunay

Dije que algún día escribiría la mejor frase del mundo, posiblemente esta necesidad ha nacido de una certeza que tuviera por delante mío. Pienso, ahora, en cuál es el legado que dejo al mundo.

Soñé todo este tiempo en considerar que los discursos tuvieran un carácter de reducción, es decir, poderlos sintetizar en una sola frase; que todos los ensayos de la libertad, el amor, la vida y demás menesteres de los que se es digno preocuparse podrían ser resumidos a un solo ejemplar de enciclopedia; si es posible, que sea mucho menor a la Británica, para que cada quien pudiera vivir con una sola de ellas y ajustarse a tal idilio existencial.

En la encomienda de esta selección, podríamos recurrir a estudiosos de todas las disciplinas, las artes, las ciencias, las ocultas incluso, los negocios, sin menoscabar ningún área de pensamiento, incluiríamos los dichos populares, corridos y lemas de productos.

Es posible que alguna empresa editorial pueda editar un buen texto que ofrezca a los lectores un método para crear la frase que dicte nuestra vida, algo así como “Instrucciones para construir tu frase célebre”, un método que se ajuste a los cánones del rigor científico, con cierta flexibilidad para la cultura popular, que pudiera pasar por las manos de un consejo de filósofos, literatos e intelectuales de diversos orbes geográficos para disertar acerca del mejor modo de hacer este manual; bien pudiera ser uno de los libros más importantes de la historia.

Yo recomendaría, posterior a la realización del texto; que el Estado pagara los costos de derechos e impresión a la empresa, para repartirlo entre todos los habitantes de este país. Posterior a la publicación y divulgación, como política cultural, sería recomendable que personas especializadas pudieran atender en oficinas gubernamentales, donde participaran psicólogos, educadores, trabajadores sociales; para ayudar a cada solicitante a realizar su frase. Ellos seguirían el manual de forma sumamente fiel y cada persona pasaría por este registro, sin que ninguno se quedara sin este derecho a hacer de su vida una máxima.

Para los recién nacidos, los padres tendrían la obligación de elegir una frase que instituyera la insignia de fe del pequeño, claro, con la mayoría de edad podría reajustarse, no es positivo que los hijos carguen las culpas de los padres, mucho menos que se les determine a una promesa post generacional.

Debo advertirles que es preferente omitir anuncios televisivos, pensamientos de algunos conductores de programas rosas o cualquier otro fantoche de medios de comunicación, ya que podría arrepentirse al tomar una decisión a favor de tales individuos, aunque cada quien elige bajo su propio riesgo.

Todos los ciudadanos deben tener mucho cuidado de no dejar esto al azar, porque podría ser un error agregarle a alguien algo que lo marcará de por vida. Podríamos marcar la carrera del próximo presidente de la nación con una frase que lo presentara de forma ridícula y fuera la burla de los demás países participantes en alguna convención.

Y deseando fervientemente que aparezca tal tomo pronto, yo sólo he dejado como último deseo en mi testamento esta degustación kitsch para ser inscrita en mi tumba y ser observada por algún distraído observador:Sonríe, este epitafio no es tuyo.

dinamoseit18@hotmail.com

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