Agua salada

© Mathew-Cusik

Marina Quevedo

Otra vez y otra vez  ese sueño,

imagen de un mar agitado.

Abro los ojos, el  recuerdo:   

Yo escapando de las olas,

agua derramada en la tierra

que  no puedo pisar.

La incertidumbre vigilante

de mi pulso congelado

me aturde.

No puedo escapar de mil crestas oscuras.

Silencio ensordecedor

del vacío que se avecina.

Y al final, la nada me recibe

para dejarme caer en mi:

Agua salada, azul diáfana,

pura y transparente.

A la superficie,

sobrevivo.

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