¿A dónde vas?
© Andrew Judd
La pregunta es simple, su comprensión es lo complejo porque así lo decidimos, somos dueños de nuestros pensamientos que nos llevan a sensaciones y como resultado de éstas son nuestras expresiones al exterior en forma de aparentes reacciones. Cada pensamiento que emitimos a cada momento nos encamina a un determinado lugar en nuestro futuro por medio de todos las sensaciones que produce nuestro corazón y hace vibrar todo nuestro cuerpo externo.
Así es, en este momento tenemos ante nosotros una infinidad de líneas de tiempo, líneas de posibles futuros, posibilidades infinitas de futuros maravillosos para nosotros; al mismo tiempo, tenemos futuros desastrosos que no deseamos vivir. Son nuestras decisiones las que nos encaminaran a unos u otros. Podemos realizar en este momento una sola acción que nos comience a desencadenar una serie de sucesos universales que nos terminarán por llevar a ese futuro hermoso. Lo mismo puede ser al contrario, los libros que leemos, la gente con la que platicamos, las palabras que expresamos, los abrazos que damos y, aun mas allá, los sentimientos que alimentamos a cada momento y expresamos o dejamos de expresar, cada instante estamos sintiendo algo, desde amor la fuente de todo y sus descendiente, hasta el miedo y sus múltiples expresiones.
Puedes decidir ahora mismo amar y perdonar para comenzar un nuevo camino de paz, o bien, puedes decidir mantener el rencor y odiar por el resto de tu vida. Pero al final, quien sufrirá esos ataques sentimentales sólo eres “TÚ”, recuerda muy bien: “TODO CUENTA”. Cada paso que des, ese libro que decidas leer, ese abrazo, cada expresión de “GRACIAS, TE EXTRAÑO, TE AMO, TE QUIERO, HAGÁMOSLO” , cada minuto que te quejas y “CADA MINUTO QUE REALMENTE VIVES”, todo está siendo acumulado para construir ese futuro que ya existe. No puedes controlar una tormenta, pero sí puedes decidir verla como una maravilla natural o bien, como un fenómeno de destrucción. Sólo tú eres capaz de construir hoy para ver el resultado mañana.
