Los que confiesan acaban bien

© Mariusz Kozik

William Piero Ramos Rasmussen

18 Abr 2021 | 10:19 h. Servicio de inteligencia del Perú

Sujeto: Aspirante a colaborador eficaz nro. 199206

Detective: Aspirante a colaborador eficaz nro. 199206, cuéntenos con minuciosidad lo que tenga que añadir sobre el perfil y/o comportamiento del traficante digital alias “Labios Cerrados”.  

Rosalita: Ya lo conté todo. Hace hackeo de redes, reglaje de SEO’S, etc. También le gusta degollar, se computa siciliano o algo parecido. Sí le comenté que degolló a un venezolano solo porque este le debía 100 dólares. Y lo más loco de todo: estaban festejando. Solo reían, fumaban y antes de que cuente 10, mi marido ya le había abierto un chuzo en el cuello. Un maldito. Felipe González es el fuerte que buscan. No tengo más que decir.

El detective ordenó con tono calmado que se dejara de grabar la entrevista. Ambos se encontraban en una sala verde oscura, con olor a basura.

Detective: Mira mamita, todo el chongo del veneco lo sabemos de otro chivato. Ya está libre, para que veas que ni siquiera tuvo que visitar el penal. Pero no, no echó a “Labios Cerrados”, sino al gordo de la cantina, “Chuleta”. Tu información no nos sirve.

Rosalita enmudeció. Ya se sabía condenada. Primero a 7 años según su abogado, aunque este también le había dicho que se preparase para 15. Quince años en Canadá. Ya no vería a la chinita crecer; se haría vieja, demacrada, adicta;, quizás loca o muerta. Eso último pensaba apretando los ojos como todavía lloran algunos sacerdotes cuando se cierne el pecado sobre sus mentes y cuerpos y no hay Dios que les responda un: “Estás confesado, puedes ir en paz”. 

El detective continuó: Mira, acá te lo juegas todo o nada.  Voy a decir algo tonto, algo como “Felipe fue…” y tú terminas la frase. Esa es la dinámica, ¿entiendes? ¿ves? ¿no hay que ser muy inteligente, verdad? Listo: “GRABEN TODO”. 

D:  Aspirante a colaborador eficaz nro. 199206., ¿fue “Labios Cerrados”  tu pareja, la misma que bajo el disfraz de profesor de matemáticas, traficaba digitalmente, hackeaba  empresas, extorsionaba y asesinaba? ¿De ser cierto, podría confirmar que alias “Labios Cerrados” es el responsable del asalto a todas las cuentas de Google Ad Worths Perú? 

R: Sí. Felipe Gonzáles es ese “Labios cerrados” que señalan, el que también cometió todos esos delitos. Lo digo pensando en mí, en mi hija y por mi valor como mujer porque soy inocente y… 

El detective comunicó en voz alta: “Queda registrado que la aspirante a colaboradora eficaz nro. 199206 ha confirmado la identidad y perfil de Felipe González, y con los rasgos hallados en las prendas de la mujer, más su declaratoria, se evidencia que este criminal ha sido su pareja. “Labios Cerrados” es Felipe González. Objetivo focalizado.

El clima pareció dilatarse. Dos reflectores se prendieron. El detective agachó la cabeza y dijo: “Tienes tu libertad, Rosalita. Utilízala sabiamente y ya no quiero verte nunca más, ¿entiendes? Ni de amigos, ni de nada. Acá terminamos nuestra relación.”

***

3:00 am. El huarique de Chuleta

Dos hombres, además del cantinero, toman cerveza en una mesa de plástico circular. Esta lleva impresa el sello de Brahma en la parte superior y cuenta con  tres sillas puestas alrededor.

-¿Qué te parece un par más? -pregunta Labios Cerrados.

-Ya no…- responde “el muchacho”- Es tarde. Mira -apuntó al reloj de la pared- son casi las 3:00. 

-El reloj está atrasado -respondió Chuleta, levantándose camino al frigorífico. 

-¿Salgo una noche después de cinco años para que me rechaces la chela? –exclamó Labios Cerrados 

-Es que no tengo plata…

-La casa invita, muchacho -dijo Chuleta desde algún lugar del bar. 

-Hágase el milagro -exclamó Labios Cerrados-. Que se convierta el agua en tres pomos de litro, “gélidas”, como decía la profe del  taller en Castro Castro. Espesa la vieja, puro bururú. Cinco años de bururú y yo, puro silencio. Más aburrido…   

-Hágase tu voluntad -respondió el viejo y canoso gordo de bivirí, acercándose a la mesa con una sonrisa de oreja a oreja.

-Labios Cerrados. Me gusta como suena -dijo el muchacho.

-¿Original, verdad? ¿Despierta “confianza en el cliente”, no es cierto? Fuera, mierda. Acá, seas Labios Cerrados o el negro Canebo, si te vas en cana te derrumbaste para todos. Socios, familia, amigos, adiós. Estoy marcado. No es un apodo pendejo como “Cuello Blanco”. Eso incluso te da para seguir creciendo. “Labios Cerrados” es débil, un “alias”. Me lo puso la tombería. Perdóname que te joda -se agarró la frente y llevó sus manos hacia el vaso- no es paja recordar esas cosas. Yo soy Pipe, el de toda la vida, pero para todos soy “Labios Cerrados” y eso es peor que un disparo. Ya no soy fuerte, me tachan de sumiso o idiota,  que se puede contar mi historia como un cuento. Hijosdeputa. 

Hubo un silencio hondo, de esos que aprietan los ojos, el aire, los latidos. Luego, Labios Cerrados prosiguió: “No es fácil quedarse callado 5 años, con toda la gente vendiéndome y pudiendo salir antes. Pero una vida sin valores no es vida, ¿me entiendes? Me lo enseñó mi viejita y yo no olvido.  Me deberían dar el Nobel de la Paz. -Dio un sorbo a su vaso y dijo con voz serena: “¿Seguimos?” 

-Seguimos -respondió el muchacho.

-Chuleta -prosiguió Labios Cerrados- ahora que las helenas están como deben estar, ¿sabes algo del chino Yu?

-Lo visité ayer, jefe -respondió rápido el cantinero-.

-Bien. Muy bien. Y tú -apuntó con el dedo al muchacho- ¿qué sabes de nuestro socio? ¿Qué me dices de él?

-Fui hace una semana. Está bien. 

-Bien enterrado -reaccionó Chuleta, camino hacia la rockola, entre risas. 

El muchacho quedó pálido.

-Sabemos que no fuiste a verlo. Se murió el cabrón. Era buen pata. No importa, somos familia todos los que quedamos. 

-¡Salud por el chino! -quiso brindar el muchacho, pero Labios Cerrados estiró la palma y rugió. Lo hizo no como los hombres suelen hacer, sino, fue un sonido parecido al de los perros cuando los quieres acariciar, pero están comiendo carne: 

-Mira muchacho: a mí me importa una mierda si nos viste como amigos o si nos usaste o cualquier cosa. Lo único que nos interesa saber, tanto al lord inglés que nos brinda las chelas como a mí, es saber si te fuiste de boca con la tombería. ¿Eres soplón o no? Dilo sin problemas. Siempre hay una solución, un plan, etc; recuerda que estamos volviendo a empezar y quiero seguridad y me debo a Dios. El perdón es divino y yo puedo facilitar el trámite. Habla, ¿qué dices? 

Chuleta tosió.

-¿Por qué me preguntas eso? 

-Entonces, doy por hecho que soplaste. Listo, ¿fin del mundo? No, verdad. Dios es amor, eso se aprende callándose la boca 5 años y escuchando a los fuertes, los faites, incluso a los terrucos que son bien leídos.  Para que te vayas, solo una cosa: ¿qué sabes de Rosalita?  

-Nadie la ha visto hace unos meses. La gente anda diciendo -relató el muchacho conteniendo el temblor en la voz-, que Rosalita se consiguió un marido en protección de testigos. Eso es lo que sé. Soplona, zorra y delatora, peor que yo. – terminó el muchacho, oyendo también el gruñido de Chuleta, quien se paseaba barriendo la cantina.

-Me gusta Rosalita. Es fresca, sacó cuerpo, pero rompió conmigo. Dijo más de mí de lo que yo dije de cualquier persona en mucho tiempo. 

-Yo la quemo, jefe – dijo el muchacho-. Seguimos, ¿verdad?

-¡Jajaja! – se carcajeó Chuleta- “Ya vengo, voy a contar el efectivo atrás”. 

El muchacho quiso sonreír; sin embargo, la cara de Labios Cerrados inspiraba miedo, una ira que iba más allá del gesto y que transmitía la  autoridad de siempre. El muchacho, hasta ese momento se había considerado un tonto. Ahora, validaba su intelecto advirtiendo que era su último día sobre la tierra. Y echó a llorar.

Labios Cerrados llenó su copa. Al muchacho le estallaba la cabeza, se le había subido la presión. Solo le faltaba chillar.

-¿Me odias, muchacho? -preguntó calmadamente Labios Cerrados, como si fuese poseído por una suerte de aura conciliadora. 

-Imposible jefe.

-¿Y a Rosalita, también la odias? – preguntó Labios Cerrados-. 

-A ti te quiero como un padre. Ella es la loba del cuento, la comadreja vestida de loba. A ella la odio.

-¿Crees que lo jodió todo?

-Lo jodió todo y más. Era demasiado ambiciosa, nos retrasaba con sus cojudeces. Hasta se acostaba con tombos. !Se metió con un detective de protección de testigos, por Dios! No te la agarres conmigo, yo solo dije lo justo…

-“La misa ha terminado”- culminó Labios Cerrados y sacó un revólver apuntando directamente a la cara del muchacho.

-Para que lo tengas claro.  Rosalita está bien con nosotros. Todo se planeó desde la cárcel. Un detective se vendió a precio papa y en una semana, ya sabíamos a quién se la estaban cogiendo. Luego -continuó- procedimos a hacer el seguimiento y dos días atrás, Rosalita estaba sentada en tu lugar de la mesa. Ahí donde estás, ni te muevas – y balanceó el revólver a los lados-

-Ahora está espectacular, siempre con una sonrisa. -sonó la voz de Chuleta desde la oscuridad.

-¿Qué van a hacer con ella? – exclamó el muchacho.

-¡Quedó fascinada con la rockola! -dijeron a la vez tanto Chuleta como Labios Cerrados, muy excitados- ¿no te parece genial?

El muchacho creyó estar viendo los ojos de murciélagos con los ojos inyectados en sangre. Una rockola nueva se erigía apoyada a la pared, pero era vieja y absurda, pedía un sol, era una baratija más que otra cosa. Allí se percató que sus lágrimas se le habían secado en las mejillas mientras hablaba.

-Bueno muchacho -dijo Labios Cerrados sosteniendo el revólver con una mano y limpiándose la frente con la otra.- ¿Queda una pregunta por responder? Muy simple: ¿te gusta Sinatra, “The voice”, el mejor cantante de la historia?

-Seguro.

-Esa es la respuesta que quería. Tranquilo. Vas a irte en paz. 

-Puta madre, gracias Felipe. Por mi vieja. Yo jamás te cagaría. Solo dime y la quemo a Rosalita o….

-¡Chuleta! -gritó Labios Cerrados- ponte ahora mismo, “That’s Life”.  Ese es el réquiem de hoy. 

Nadie se atrevió a molestar a Labios Cerrados cuando cerró los ojos para jugar a que su cabeza bailaba al ritmo del viejo Frank. Después, bajó lentamente el revolver y soltó:

-Rosalita miraba igualito que tú. 

-¿De qué forma? – exclamó el muchacho. 

-Como una Magdalena. Como me estás viento tú ahora.

La canción de Sinatra se elevó al máximo y emergió la figura de Chuleta, cuchillo en mano, degollándolo en un santiamén. 

-Muere, mierda -liquidó Chuleta, esparciendo el rojo brutalmente contra la ropa y cara de Labios Cerrados.

-Mira la sangre -dijo Labios Cerrado- es tan espesa. Es algo increíble…-

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