E l m u n d o g i r a , g i r a y j i r a f a

© Rene Magritte

 

Kobda Rocha

Un filósofo y una jirafa entran a un bar y se sientan en la mesa del fondo. El cantinero queda boquiabierto al ver a una jirafa entrar en su bar; siente escalofríos y curiosidad, cree que está soñando, le parece imposible tal suceso, piensa que tal vez se está volviendo loco. Con cautela, a pasos de tortuga, el cantinero se aproxima a la mesa para ver de cerca a la jirafa. El filósofo, al notar la impresión del cantinero, apura a explicar que la jirafa es su más reciente logro: de la nada, usando solamente su erudición, su sabiduría, su talento y su intelecto, logró materializar una jirafa viva; en palabras simples, la sacó de su imaginación y la hizo real. Ha descubierto —declara— que con su mente puede lograrlo todo, ¡lo que sea! Cualquier cosa que se imagine, concentrándose lo suficiente, lo puede hacer real. El cantinero no escucha nada de lo que ha dicho el filósofo, ni siquiera lo ve, está absorto, quedó paralizado después de tocar a la jirafa y verificar que es real. La jirafa mira al cantinero y le pide que, por favor si no es mucha molestia, les sirva una cerveza helada. El cantinero les invita las primeras tres rondas a los dos. El filósofo y la jirafa beben en silencio, no platican, sólo beben hasta emborracharse. Cuando la jirafa pierde el juicio y cae inconsciente sobre la mesa, el filósofo deja de existir.

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