Artistas muertos (fracasados) -1-

Manel Costa / Curro Canavese

RAIMUNDO MARÍN OLVIDADO (Compositor)

Raimundo nace en silencio una fría noche de noviembre de 1899, en un pueblecito llamado Sorna, de la provincia de Avuvila. Muere en las postrimerías del año 1932, después de una corta enfermedad y un vaso de vino, en Mardit, provincia de Toldedo. Su vida fue corta pero insulsa

Su familia era campesina, vivía de traficar con aperos de labranza y cigarrillos de guisantes. Mal que bien, su padre aportaba suficientes ingresos para la manutención de toda la familia. Raimundo era el mayor de 700 hermanos (su madre fue nombrada coneja mayor del reino), aunque se 37 llevaba bien con todos, malas lenguas dicen que no se hablaba con tres o cuatro de los hermanos.

Desde pequeño el silencio le atraía. Todos sus amigos de juegos eran oblicuos y ambidiestros. A muy temprana edad se le reconoció su habilidad en el juego de las piedras sonoras. Con dos piedras y un trozo de caña compuso su primera pieza musical. En su pueblo natal vivía un cura pederasta muy aficionado a tocar las bolitas de los niños. Su educación en la armonía y en la construcción de instrumentos musicales como la chistorra dulce, atrajeron al joven Raimundo a emprender su camino melódico junto al cura pederasta, del que aprendió las bases de la composición y la masturbación colectiva. Abandonada su etapa adolescente en un pajar de mucha miel, y viendo que su carrera estaba estancada, se traslada a Mardit para estudiar solfeo y otras sandeces. En el conservatorio destaca por incapaz y los profesores descubren que además de sordo es ciego. Pero la constancia del joven Raimundo supera todos los obstáculos y se titula con grandes sacrificios y algunas felaciones.

Pronto empieza a componer su gran obra: “Estornudo dentro del silencio”. Esta pieza –única pieza que compuso en toda su vida- tiene una duración de 7.500 años. Obviamente nunca pudo escucharla entera. Debía ser interpretada por una orquesta totalmente ausente. En realidad es un silencio continuado, alterado por un estornudo cada cien años, es decir, 75 estornudos, eso sí, extremadamente bien descritos por su autor en las partituras que, desgraciadamente, fueron quemadas nada más morir Raimundo.

De su vida personal, fuera de la música, poco se sabe, tan sólo que era muy aficionado a la lectura de hojas de lechuga, a las corcheas anfibias y a los bolillos. Dada su incapacidad para ver y oír, no logró formar una familia al uso, así es que, al final de sus días, se casó con una mecedora de auténtica madera de nogal.

De su gran obra, solamente se conservan 32 de los 75 estornudos. Del silencio nada más se supo.

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